domingo, 16 de mayo de 2010

FELIZ DOMINGO

Cuando puse mi canción motivadora en el coche yendo al Serna de repente se me saltaron las lágrimas. ¡Estaba emocionado! No lo acababa de entender. Había recogido las revistas de la imprenta, había hecho los 70 diplomas, conseguido los premios para el descanso no después de pocos esfuerzos, había impulsado eventos en todas las redes sociales, foros, llamado a prensa, familiares y amigos. Había intentado lanzar mensajes positivos a los jugadores por el blog. ¡No podía salir mal!


En los prolegómenos del partido ví que todo el mundo estaba enchufadísimo, Santi tenía todo instalado, Chuchi con sus camisetazos, Sergio, El Abuelo, los jugadores en la charla, en el calentamiento, en la piña que hicimos en el vestuario. ¡No podía salir mal!


Empezó el partido con la sorpresa de la charanga (un 10 para ellos) y también los amigos de Fer, la grada se estaba llenando y el ambientazo era increible (algún exjugador de Plata me reconoció luego que nunca había visto nada igual). ¡No podía salir mal!


El partido fue durísimo. Aunque lo había jugado 20 veces en las noches anteriores, el verdadero fue mucho más difícil. El rival jugaba como si le fuera la vida en ello. A cada gol nuestro, ellos respondían con otro. Mi cerebro estaba funcionando como un ordenador en una partida de ajedrez, analizando posibilidades, riesgos, movimientos. decisiones. Tenía que dar con la tecla adecuada. Al final la encontramos y rompimos el partido. ¡Nos ibamos a salvar!


Cuando sonó la bocina, se desbordó la alegría y el cava, todo el mundo feliz, celebrándolo con la grada que se lo pasó en grande, manteos, corchos volando (alguno me pasó cerca del ojo), duchas para entrenadores, auxiliares, prensa, cuanta felicidad. ¡Había salido bien! ¡Bien no, perfecto!


Y por la noche... ¡Buff! Ya lo habíamos cantado. Ni cuando el ascenso del pasado año, que tardó tanto en saberse. No había cenado tan bien en la vida. Cánticos, John Waynes, buena comida, mejor compañía y el Javi con la cabeza más dura que he visto jamás.


Un poco de bóveda (con algún alumno y exjugador saludándome que me hizo mucha ilusión), un poco de Donnadonna para compartir la victoria con el Burgos (felicidades campeón), mucha charla de futuro con algunos jugadores y luego a casa. Al coger el coche estaba agotado y me costaba llevarlo. Pensé igual me caen unas lagrimillas, como por la tarde, pero no, ya no estaba emocionado, estaba feliz para unos cuantos días y con un gran recuerdo para toda la vida.


El éxito es de los jugadores, pero la felicidad es compartida por muchos más.


A estas horas de la tarde estamos en el puesto 11º, a falta de algún resultado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario